lunes, 18 de junio de 2007

Técnicas de relajación: La meditación en movimiento

Aunque existen muchos tipos de meditación, en este artículo nos centraremos en la meditación en movimiento, que es una técnica muy sencilla que podemos aplicar en cualquier actividad de nuestra vida cotidiana: caminar, corre, limpiar, observar, etc

En el caso de caminar y correr, consiste en observar este acto tan útil e importante que hacemos siempre de forma inconsciente y observarla con todo lujo de detalles:

Intentaremos sentir como nuestras piernas van completamente sincronizadas, los pies tocan suelo empezando por el talón y acabando por el dedo gordo, que es el que da el impulso. Sentir la tierra que nos sustenta, su estabilidad debajo la suela, el calcetín en contacto con nuestra piel…Sentir cada centímetro de superficie de la planta del pie, o el ruido que generan nuestros pasos. Intentaremos sentir todos los músculos que entran en juego para poder hacer estos movimientos, aparentemente muy sencillos, pero que se tienen que llevar a término con total sincronicidad.

El cuerpo humano es muy complejo y la mayoría de veces funciona a la perfección sin que se despierte en nosotros una sensación de gratitud, porque cada célula está haciendo su trabajo correctamente y no solo eso, sino que habitualmente lo tratamos tan mal que con el tiempo acaba provocando malestar o tensión. Haciendo este tipo de meditación le ayudaremos un poco más a seguir funcionando correctamente y le reconoceremos el trabajo que siempre hace por nosotros de una forma consciente.

También podemos meditar haciendo las tareas de casa, cuando lo probéis os daréis cuenta de que resulta muy enriquecedor. Podemos limpiar los platos y observar la forma de los vasos, los platos, los cubiertos, etc como si los estuviéramos viendo por primera vez. Observaremos la forma del jabón, las burbujas y como el agua resbala por su superficie, agradeciendo a estos objetos su función y las facilidades que nos proporcionan en nuestra vida cotidiana. Aunque limpiar nos haga perder tiempo, podemos aprovechar estos momentos para agradecer todo lo que tenemos.

La cuestión es hacer nuestras pequeñas tareas cotidianas de forma consciente, observando los pequeños detalles, centrando la mente en la tarea que estamos desarrollando en esos momentos y no pensar en lo que acabamos de hacer o lo próximo que haremos. Aprender a ver las cosas que vemos cada día como si fuera la primera vez, tomando consciencia de las formas físicas, texturas, colores, etc. Esta es una buena forma de conectar con la parte material de nuestras vidas, con todas las cuestiones terrenales y con la parte más física de todas las cosas.

Susana Cebrián
Terapeuta de terapias vibracionales
www.espaialana.com